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El cielo por sábanas...un mundo y mucha gente por descubrir

domingo, 20 de junio de 2010

El amor y la locura










Alguien llamado Cruz creó este cuento y paso a contároslo:
”El que no valora la vida, no se la merece.” Leonardo da Vinci.
Cuentan que hace muchísimos años se reunieron algunos sentimientos y algunas cualidades del hombre. Cuando el Aburrimiento bostezaba por tercera vez, la Locura propuso: vamos a jugar a las escondidas.
La Intriga se levanto extrañada, y la Curiosidad, sin poder contenerse, pregunto: ¿A las escondidas? ¿Y eso como es?
“Es un juego en donde yo me tapo la cara y comienzo a contar, desde el uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden. Cuando termine de contar, los buscare hasta que los encuentre”, explico la Locura.
El Entusiasmo bailo de contento y la Alegría dio saltos que terminó de convencer a la Duda, e incluso a la Indiferencia, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La Verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué?, si al final siempre la hallaban. La Soberbia pensó que era un juego muy tonto. En el fondo lo que le molestaba era que la idea no había salido de ella. Y la Cobardía prefirió no arriesgarse. La Locura rápidamente comenzó a contar.
La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre, se dejo caer en la primera piedra que encontró. La Envidia se fue detrás del Triunfo, quien por su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse. Cada sitio le parecía maravilloso para alguno de sus amigos.
El lago cristalino para la Belleza. La rendija de un árbol era perfecto para la Timidez. Una ráfaga de viento le parecía magnifica para la Libertad. Por fin después de pensar primero en todos, la Generosidad termino ocultándose en un rayito de sol. El Egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio. Era ventilado, cómodo, pero solo para el.
La Mentira se escondió detrás del arco iris. Y la Pasión y el Deseo, entre los volcanes. Cuando la Locura ya casi terminaba de contar, el Amor aun no había encontrado un sitio para esconderse, pues todo estaba ocupado...... Hasta que al fin vio un rosal y decidió esconderse entre sus flores.
“¡Un millón!”, dijo la locura. Y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la Pereza que estaba a solo tres pasos.
A la Pasión y el Deseo, los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró la Envidia. Y claro también encontró al triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, pues el solito salio de su escondite que resulto ser un nido de avispas. La Locura de tanto caminar sintió sed, y al acercarse al lago descubrió a la Belleza. Encontrar a la duda fue mucho mas fácil. La encontró sentada aun sin poder decidir a donde se iba a esconder. Así fue encontrando a todos.
El Talento estaba entre la hierba fresca. La Angustia, en una oscura cueva.
La Mentira, detrás del arco iris.
Y hasta encontró el Olvido, que se había olvidado que estaba jugando a las escondidas. Pero solo el Amor no aparecía por ningún lado.
La Locura busco detrás de cada árbol, bajo cada arroyo de la tierra, en las cimas de las montañas...... Y cuando estaba por darse por vencida, vio el rosal. Tomo un pequeño palo y comenzó a mover las ramas. De pronto escucho un doloroso grito. Las espinas habían herido los ojos del Amor.
La Locura no sabía qué hacer para disculparse. Lloro, rogó, imploro, pidió perdón y hasta prometió acompañarlo siempre.
Desde entonces el Amor es ciego y la Locura siempre lo acompaña.
Por eso dicen que “amar es una locura, a menos de que se ame con locura”. Sonrie.......

sábado, 19 de junio de 2010

El anillo




Me ha gustado mucho esta historia y paso a contárosla:
"Un alumno llegó a su profesor con un problema:
-Estoy aquí, profesor, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Dicen que no sirvo para nada, que no hago nada bien, que soy tonto y muy idiota ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El profesor, sin mirarlo, le dijo: -Lo siento mucho, joven, pero ahora no puedo ayudarte. Primero debo resolver mi propio problema, tal vez después... Y haciendo una pausa dijo: Si tú me ayudas y puedo resolver mi problema rápidamente, quizá pueda ayudarte a resolver el tuyo.
- Claro, profesor, murmuró el joven. Pero se sintió otra vez desvalorizado.
El profesor se sacó un anillo que llevaba en el dedo pequeño, se lo dio y le dijo: Coge el caballo y vete al mercado. Debes vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es preciso que obtengas por él el máximo posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y vuelve con la moneda lo más rápido posible
El joven cogió el anillo y partió.
Cuando llegó al mercado empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Ellos miraban con algún interés, atendiendo al joven cuando decía cuanto pretendía por el anillo.Cuando decía que una moneda de oro, algunos reían, otros se apartaban sin mirarlo.
Solamente un viejecito fue amable de explicarle que una moneda de oro era mucho valor para comprar un anillo. Intentando ayudar al joven, llegaron a ofrecerle una moneda de plata y una jícara de cobre, pero el joven seguía las instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazaba las ofertas. Después de ofrecer la joya a todos los que pasaban por el mercado, y abatido por el fracaso, montó en el caballo y regresó.
El joven deseaba tener una moneda de oro para comprar el mismo el anillo, librando de la preocupación a su profesor pudiendo así recibir su ayuda y consejos. Entró en la casa y dijo: Profesor, lo siento mucho, pero es imposible conseguir lo que me pidió. Tal vez pudiese conseguir 2 ó 3 monedas de plata, pero no creo que se pueda engañar a nadie sobre el valor del anillo.
Importante lo que me dices, joven, le contestó sonriente. Primero debemos saber el valor del anillo. Vuelve a coger el caballo y vas a ver al joyero. Quien mejor para saber su valor exacto? Pero no importa cuánto te ofrezca, no lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven fue a ver al joyero y le dio el anillo para que lo examinara. El joyero lo examinó con una lupa, lo pesó y le dijo:
-Dile a tu profesor que, que si lo quiere vender ahora no puedo darle más de 58 monedas de oro.
-58 MONEDAS DE ORO! exclamó el joven.
-Si, contestó el joyero, y creo que con el tiempo podría ofrecer cerca de 70 monedas, pero si la venta es urgente.......
El joven corrió emocionado a casa del profesor para contarle lo ocurrido.
-Siéntate, dijo el profesor, y después de escuchar todo lo que el joven le contó, le dijo: -Tu eres como ese anillo, una joya valiosa y única. Solamente puede ser valorada por un especialista. -Pensabas que cualquiera podía descubrir su verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a colocarse su anillo en el dedo."
Todos somos como esta joya. Valioso y únicos y andamos por todos los mercados de la vida pretendiendo que personas inexpertas nos valoren. Tu vales mucho......sonrie un poquitín....no cuesta dinero.