Si bien no podemos apresar el tiempo, pues éste transcurre inexorablemente, ….podemos hacernos la ilusión de detenerlo por unos instantes, para atraer a nuestra mente imágenes del pasado. Todo ello se desarrolla como en una película, y otras veces como escenas detenidas y plasmadas en fotografías.
Cuando estos recuerdos los exteriorizamos para contarlos, lo hacemos inevitablemente según nuestra personalidad. Así, muchas veces, solemos acomodar los recuerdos para hacerlos más atractivos e interesantes. Otras veces se hacen confusas y quizás difíciles de explicar.
A lo mejor... porque nos avergüenzan. Y así vamos retocando como fotografías aquellas experiencias que las hubiéramos deseado vivir de otra manera. Cuando nos toman una foto, solemos posar no sólo para el fotógrafo sino que también pensamos en la mucha gente que verá nuestra imagen impresa. Y queremos aparecer lo mejor posible... Preparamos una sonrisa (que no siempre el fotógrafo sabrá captar), la cual no dudará en desdibujarse de nuestro rostro en cuanto se tome la foto, luego todo vuelve a la normalidad cotidiana: caras tristes y corazones amargados. Sin embargo, insisto en dar una imagen de alegría y felicidad que, después de todo, no está mal si por lo menos fuese cierta y auténtica.
Al iniciar el día preparamos, no sólo nuestra vestimenta, sino también seleccionamos cuidadosamente los gestos, las miradas, las palabras, las sonrisas para causar una determinada expresión en nuestros observadores. Y por las dudas ensayamos algunas veces en el espejo antes de salir.
La vida es un gran teatro. Y en toda obra de teatro hay buenos y malos actores. Los buenos chicos son aquellos que entendieron su papel y lo representan y viven tal cual. Y los malos chicos son aquellos que recibieron un papel y lo representan de forma mediocre, como si no hubieran entendido el sentido de la Obra. Otros no interpretan su papel con entereza y entusiasmo por lo que su actuación no pasa de ser algo forzado y que arrinconados en la penumbra que envuelve su fracaso, maldicen la luz que permite ver sus defectos.
¿Somos lo que realmente queremos ser? , Hemos encontrado el ansiado papel de nuestra vida? Somos buenos actores o títeres manejados por las circunstancias? , ¿Cuántas veces hemos querido quitarnos el disfraz que malamente hemos colocado sobre nosotros y así poder cumplir con el justo rol de nuestra vida?
Hay que vivir de forma autentica. Hoy se prefiere el silencio.Quizás sea el alma que desde nuestro interior observa con paciencia y curiosidad cómo inútilmente tratamos de aparentar lo que no somos. Tal vez el público más importante no esté afuera de nosotros.
No hay que ser ese bullicioso e inquieto panel de inquisidores que todo lo miden a la altura de sus fracasos y frustraciones o de sus aparentes triunfos. No hay que hablar de ellos. Es mejor hablar del público dentro de nosotros que no es muy numeroso pero hace sentir estruendosamente su aprobación o desaprobación. Es silencioso pero se hace oír claramente en nuestra conciencia. Es paciente, pero constantemente nos recuerda que hay que apurar el paso, al encuentro de nuestro papel, al encuentro de nuestro destino. Somos esos actores que esperamos representar esa obra llamada VIDA.............sonríe por fa.....anda...por fa.
Cuando estos recuerdos los exteriorizamos para contarlos, lo hacemos inevitablemente según nuestra personalidad. Así, muchas veces, solemos acomodar los recuerdos para hacerlos más atractivos e interesantes. Otras veces se hacen confusas y quizás difíciles de explicar.
A lo mejor... porque nos avergüenzan. Y así vamos retocando como fotografías aquellas experiencias que las hubiéramos deseado vivir de otra manera. Cuando nos toman una foto, solemos posar no sólo para el fotógrafo sino que también pensamos en la mucha gente que verá nuestra imagen impresa. Y queremos aparecer lo mejor posible... Preparamos una sonrisa (que no siempre el fotógrafo sabrá captar), la cual no dudará en desdibujarse de nuestro rostro en cuanto se tome la foto, luego todo vuelve a la normalidad cotidiana: caras tristes y corazones amargados. Sin embargo, insisto en dar una imagen de alegría y felicidad que, después de todo, no está mal si por lo menos fuese cierta y auténtica.
Al iniciar el día preparamos, no sólo nuestra vestimenta, sino también seleccionamos cuidadosamente los gestos, las miradas, las palabras, las sonrisas para causar una determinada expresión en nuestros observadores. Y por las dudas ensayamos algunas veces en el espejo antes de salir.
La vida es un gran teatro. Y en toda obra de teatro hay buenos y malos actores. Los buenos chicos son aquellos que entendieron su papel y lo representan y viven tal cual. Y los malos chicos son aquellos que recibieron un papel y lo representan de forma mediocre, como si no hubieran entendido el sentido de la Obra. Otros no interpretan su papel con entereza y entusiasmo por lo que su actuación no pasa de ser algo forzado y que arrinconados en la penumbra que envuelve su fracaso, maldicen la luz que permite ver sus defectos.
¿Somos lo que realmente queremos ser? , Hemos encontrado el ansiado papel de nuestra vida? Somos buenos actores o títeres manejados por las circunstancias? , ¿Cuántas veces hemos querido quitarnos el disfraz que malamente hemos colocado sobre nosotros y así poder cumplir con el justo rol de nuestra vida?
Hay que vivir de forma autentica. Hoy se prefiere el silencio.Quizás sea el alma que desde nuestro interior observa con paciencia y curiosidad cómo inútilmente tratamos de aparentar lo que no somos. Tal vez el público más importante no esté afuera de nosotros.
No hay que ser ese bullicioso e inquieto panel de inquisidores que todo lo miden a la altura de sus fracasos y frustraciones o de sus aparentes triunfos. No hay que hablar de ellos. Es mejor hablar del público dentro de nosotros que no es muy numeroso pero hace sentir estruendosamente su aprobación o desaprobación. Es silencioso pero se hace oír claramente en nuestra conciencia. Es paciente, pero constantemente nos recuerda que hay que apurar el paso, al encuentro de nuestro papel, al encuentro de nuestro destino. Somos esos actores que esperamos representar esa obra llamada VIDA.............sonríe por fa.....anda...por fa.